Trastornos relacionados por consumo de alcohol

Alcohol

Hablamos de trastornos por consumo de alcohol

El trastorno relacionado por consumo de alcohol, es un molde de consumo de alcohol que comprende problemas para controlar tu consumo, situaciones en las que te sientes preocupado por ello, el consumo continuo de él aun cuando te cause problemas, la necesidad de tener que beber más para lograr el mismo efecto o la presencia de síntomas de abstinencia cuando reduces o suspendes el consumo.

El consumo insano de alcohol comprende todo consumo de alcohol que pone en riesgo tu salud o tu seguridad, o que produce otros problemas relacionados.

Incluye además el consumo muy elevado de alcohol, un molde de consumo de alcohol por el cual un hombre consume cinco o más bebidas en dos horas, o una mujer ingiere, al menos, cuatro bebidas en dos horas.

Si tu consumo de alcohol te origina una gran angustia reiterada y problemas para desenvolverte en la vida diaria, es muy probable que padezcas el trastorno por consumo de alcohol. Puede oscilar entre leve y grave.

En cambio, incluso un trastorno leve puede intensificarse y dar lugar a problemas graves, por lo que el tratamiento temprano es importante.

El Equipo de Ipsia Psicología cuenta con un equipo de psicólogos profesionales que te ayudarán en el trastorno relacionado con el alcohol y la ansiedad.

Síntomas

El trastorno por consumo de alcohol puede ser leve, moderado o grave, según la cantidad de síntomas que presentes. Entre los signos y síntomas podemos encontrar los siguientes:

-Incapacidad para limitar la cantidad de alcohol que consumes.

-Deseo de reducir la cantidad de alcohol que consumes.

-Pérdida de mucho tiempo bebiendo alcohol, o recuperándote de su consumo.

-Deseo fuerte o necesidad de beber alcohol.

-Incumplimiento de obligaciones importantes en el trabajo, el colegio o el hogar debido al consumo repetido de alcohol.

-Consumo continuo de alcohol incluso cuando sabes que esto causa problemas físicos, sociales o interpersonales.

-Abandono de actividades sociales o laborales y tiempo libre.

-Consumo de alcohol en situaciones donde no es seguro, como conduciendo un vehículo.

-Desarrollo de tolerancia al alcohol, de forma que necesitas más cantidad para sentir su efecto o tienes un efecto reducido por la misma cantidad.

-Presencia de síntomas de abstinencia, como náuseas, sudoración y temblores, cuando no bebes, o beber para evitar estos síntomas.

El trastorno por consumo de alcohol puede incluir períodos de intoxicación por alcohol y síntomas de abstinencia.

La intoxicación por alcohol se genera a medida que aumenta la cantidad de alcohol en el torrente sanguíneo. Mayor la concentración de alcohol en sangre, mayor es el deterioro en tu organismo.

La intoxicación por alcohol causa problemas de conducta y cambios mentales. Estos pueden incluir comportamiento inadecuado, estados de ánimo inestables, alteración de la capacidad de juicio, dificultad para hablar, problemas de atención o memoria y mala coordinación.

También se pueden tener períodos denominados “apagones”, donde no se recuerdan los hechos. Los niveles muy altos de alcohol en sangre pueden provocar un coma o incluso la muerte.

La abstinencia al alcohol puede suceder cuando el consumo de alcohol ha sido intenso y prolongado y luego se suspende o reduce de manera considerable.

Puede ocurrir en el plazo de varias horas o hasta cuatro o cinco días después. Los signos y síntomas que aparecen son sudoración, aceleración de los latidos del corazón, temblores en las manos, problemas para dormir, náuseas y vómitos, alucinaciones, inquietud y nerviosismo, ansiedad e incluso a veces, convulsiones.

Los síntomas pueden ser lo suficientemente graves como para alterar el desempeño de las labores en el trabajo o en situaciones sociales.

¿A qué consideramos un trago?

The National Institute on Alcohol Abuse and Alcoholism, define un trago normal como cualquiera de los siguientes:

-12 onzas (355 mililitros) de cerveza común, (aproximadamente 5 por ciento de alcohol).

-Entre 8 y 9 onzas (de 237 a 266 mililitros) de licor de malta, (aproximadamente 7 por ciento de alcohol).

-5 onzas (148 mililitros) de vino, (aproximadamente 12 por ciento de alcohol).

-1.5 onzas (44 mililitros) de licor fuerte con 80 por ciento de graduación alcohólica, (aproximadamente 40 por ciento de alcohol).

¿Cuándo debemos acudir al médico?

Si crees que empiezas a beber mucho alcohol, si beber te está causando problemas o si tu familia está preocupada porque bebes, consulta a tu médico. Existen otras formas de pedir ayuda, como hablar con un profesional de salud mental o buscar asistencia en los grupos de apoyo como Alcohólicos Anónimos o grupos de autoayuda similares.

Negar el problema es algo muy común, por lo que quizá no sientas que tienes un problema con el alcohol. Puede que no te des cuenta de cuánto bebes o cuántos problemas en tu vida están ligados al abuso de alcohol.

Escucha a tus familiares, amigos o compañeros cuando te digan que investigues tus hábitos con el alcohol o que busques ayuda. Reflexiona sobre la posibilidad de hablar con alguien que haya tenido este problema y se haya podido recuperar.

¿Nos transformamos al beber alcohol?

El alcohol puede cambiar tu personalidad, pero no tanto como crees, según tu entorno. Una investigación de expertos en salud mental de la Universidad de Missouri, publicada en la revista Clinical Psychological Science, da cuenta de que cuando nos emborrachamos, nuestra personalidad cambia, pero no tanto como podemos pensar.

Debemos añadir que, a aquellas personas que beben mucho y con demasiada frecuencia, adquieren una piel enrojecida en el área de nariz y pómulos. También el alcohol potencia otras afecciones que pueda padecer la persona, como la rosácea o la psioriasis.

¿Cómo podemos quitar la depresión, después de tomar alcohol?

Cuando te encuentres en esta situación, lo mejor que puedes hacer es hidratarte. Tal vez con un café, una bebida con electrolitos o salir a dar una caminata resulta beneficioso, aunque te sientas fatal. Eso hará que tu organismo y tú estén en movimiento y no caigas en la trampa de la depresión post-party.

Operaciones breves para los problemas del alcohol

Para los pacientes con problemas más serios, sobre todo después de que las medidas menos intensivas resultaron infructuosas, el mejor enfoque suele ser un programa rehabilitador.

Los programas de rehabilitación combinan la psicoterapia, que incluye terapia individual y grupal, con supervisión médica. Para la mayoría de los pacientes, resulta suficiente la rehabilitación ambulatoria; el tiempo que los pacientes permanecen inscritos en los programas varía, en general de semanas a meses, pero puede ser mayor si es necesario.

Los programas de rehabilitación hospitalarios se reservan para los que tienen más grave dependencia con el alcohol, y para los que presentan enfermedades concomitantes y problemas por abuso de sustancias psicoactivas.

La duración del tratamiento suele ser más breve que el de los programas para pacientes ambulatorios y puede estar determinado en parte por el seguro de los pacientes.

La psicoterapia involucra técnicas que aumentan la motivación y enseña a los pacientes a evitar las circunstancias que precipitan el consumo. Es importante el apoyo social para la abstinencia, que incluye el respaldo de la familia y los amigos.

Mantenimiento

Mantenerse sobrio no es tarea fácil. Hay que comentar a los pacientes que, después de unas semanas, cuando se hayan recuperado de su última borrachera, es muy probable que encuentren una excusa para volver a beber. También es preciso advertirles que, aunque puedan beber en forma controlada durante unos días, es muy probable que por último pierdan el control y vuelvan a beber.

Aparte del asesoramiento proporcionado en los programas de tratamiento para el alcohol en el ámbito ambulatorio y hospitalario, los grupos de autoayuda y ciertos medicamentos ayudan a prevenir las recaídas en algunos pacientes.

Alcohólicos Anónimos (AA), es el grupo de autoayuda más habitual. Los pacientes deben encontrar un grupo de AA en el que se sientan confortables. AA ofrece la posibilidad de que los pacientes se encuentren con compañeros abstemios que siempre están disponibles y un entorno sin bebidas en el cual socializar.

Los pacientes también escuchan a otros detallar cada una de las justificaciones que alguna vez utilizaron para su propio consumo. La ayuda que le ofrecen a otros pacientes con trastorno por ingestión de alcohol puede darles la autoestima y la confianza que antes solo encontraban en el alcohol.

La farmacoterapia debe usarse junto con el asesoramiento y no como único tratamiento.

El National Institute on Alcohol Abuse and Alcoholism (NIAAA), proporciona una guide for clinicians, para el tratamiento médico y la farmacoterapia para la dependencia del alcohol–como lo hace la American Psychiatric Association – del alcoholismo junto con una serie de otras publicaciones y recursos, tanto para los profesionales sanitarios como para los pacientes.

Tratamiento

-Existen programas de rehabilitación

-Asesoramiento como paciente ambulatorio

-Grupos de autoayuda

Todos los pacientes deben ser asesorados para que reduzcan el consumo de alcohol por debajo de los niveles de riesgo.

Para los pacientes identificados como bebedores en riesgo, el tratamiento puede empezar con un análisis breve acerca de las consecuencias médicas y sociales y una recomendación para reducir o parar el hábito de beber.

El disulfiram, el primer medicamento para prevenir la recaída en la dependencia del alcohol, interfiere con el metabolismo del acetaldehído, por lo que origina su acumulación.

El consumo de alcohol dentro de las 12 horas siguientes a la toma de disulfiram produce eritema facial en 5 a 15 minutos, después vasodilatación intensa de la cara y el cuello con inyección conjuntival, cefalea pulsátil, taquicardia, hiperpnea y sudoración.

La naltrexona, un antagonista opioide, ayuda a reducir la tasa de recaídas y el número de días de consumo en la mayoría de los pacientes que la toman en forma constante. Se administra en una dosis de 50 mg por vía oral 1 vez al día, aunque hay datos que indican que dosis más altas (p. ej., 100 mg 1 vez al día) pueden ser más eficaces en algunos pacientes. Incluso con asesoramiento, las tasas de cumplimiento con naltrexona oral son modestas.

La clonidina, el agonista alfa-2-adrenérgico más antiguo, bien se administre por vía oral o transdérmica, ha demostrado ser exitosa en la reducción de los síntomas de abstinencia de alcohol, en concreto la hipertensión y la taquicardia, en pacientes con abstinencia leve a moderada. En cambio, hay evidencias que indican que la clonidina es eficiente como monoterapia para prevenir las convulsiones o el delirium por abstinencia de alcohol.

El acamprosato, un análogo sintético del ácido gamma-aminobutírico, se administra por vía oral en una dosis de 2 gramos/día. Puede ayudar a disminuir la tasa de recaída y el número de días en los que pacientes que las tienen, beben.

Asimismo, existe en estudio el nalmefeno, un antagonista opioide, y el topiramato, por su capacidad para reducir el ansia irresistible por el alcohol.