La enfermedad de Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa y, por tanto, es progresiva e irreversible. Es la demencia más común en nuestra población, se estima que entre un 60-70% de las demencias diagnosticadas son por Alzheimer. En el Instituto de Neurociencias se logran resultados positivos con personas en primera fase de deterioro cognitivo, a través del tratamiento de Neurofeedback. Para este tema puedes contar con nuestro centro de psicólogos especialistas en Neurofeedback en Madrid.
La alta incidencia de esta demencia ha hecho que se realicen numerosos estudios e investigaciones al respecto, gracias a los cuales se ha visto que los primeros daños en el cerebro se producen unos 15 o 20 años antes de la manifestación de los primeros síntomas. Este dato explica en cierta manera porque hay personas que han abierto la puerta a los científicos y profesionales de la salud a una posible detección temprana y prevención del desarrollo de la enfermedad.
Uno de estos estudios, fue “El estudio de las monjas de Minnesota”
Este ya famoso estudio comenzó en 1986 de la mano del epidemiólogo y profesor de neurología David Snowdon. El objetivo del estudio era comprender la discapacidad mental y física asociada al envejecimiento para determinar las posibles causas y vías de prevención de enfermedades mentales y cerebrales como el Alzheimer.
Snowdon realizó su estudio en un convento de monjas de clausura de Mankato, Minnesota; que más adelante amplió con 6 conventos más. Los conventos le ofrecían unas condiciones de estudio idóneas, pues todas las participantes compartían una calidad de vida similar y su estilo de vida saludable permitía discernir entre los efectos naturales del envejecimiento y los provocados por la enfermedad.
En total logró reunir 678 monjas de entre 75 y 102 años, con una media de edad de 83 años (una media superior a la esperanza de vida media). La mayoría de ellas habían dedicado su vida a la docencia y muchas de ellas se mantenían activas, otras, ya padecían la enfermedad Alzheimer.
Para participar en el estudio las hermanas accedieron a realizarse pruebas físicas y mentales anuales, además de donar sus cerebros a la ciencia post-mortem. Gracias a esto se pudieron estudiar las diferencias entre un cerebro sano y un cerebro enfermo.
Una impresionante diferencia fue ver cómo el Alzheimer provocaba una pérdida progresiva de neuronas que hacía que el cerebro se fuera encogiendo. La degradación del cerebro es tal que se encontraron cerebros enfermos con un peso de 800 gramos, mientras que los cerebros sanos pesaban alrededor de 1.200 gramos.
Retomando el estudio, uno de los primeros análisis que se realizaron fueron sobre los ensayos autobiográficos que las monjas tuvieron que redactar cuando ingresaron en el convento. Estos escritos aportaron al equipo de Snowdon un giro espectacular a sus resultados, pues sirvieron para predecir la probabilidad de desarrollar la enfermedad de Alzheimer muchos años después.
¿Cómo?
Pues se vio que la educación y la experiencia de la infancia puede actuar como protección contra el Alzheimer. Aquellas monjas con un lenguaje más culto, fluido, complejo y elaborado mostraron tener una probabilidad mucho menor de padecer demencia en su vejez, frente aquellas cuyas biografías no reflejaban estos indicadores de actividad mental, es decir, aquellas que mostraban un lenguaje mucho más simple, escueto y menos fluido. Vamos a mostrar un ejemplo de cada tipo:
- Predictor de baja probabilidad de demencia por Alzheimer: “Cuando terminé el octavo curso, en 1921, deseaba ser novicia en Mankato pero no tuve arrestos para pedir permiso a mis padres así que la Hermana Agreda lo hizo en mi favor y ellos dieron rápidamente su consentimiento”.
- Predictor de alta probabilidad de demencia por Alzhéimer: “Cuando dejé el colegio, trabajé en la oficina de correos”.
Los investigadores tradujeron esto en que una mayor densidad de ideas y una mayor complejidad gramatical serviría de impulso para el desarrollo de una resistencia natural contra esta enfermedad (el Alzheimer).
Es importante señalar que esta predicción se podía realizar desde muchas décadas antes del inicio del Alzheimer, pues los ensayos fueron escritos con la edad aproximada de 22 años. Así, el 80% de las monjas cuya densidad lingüística en los textos era baja, desarrollaban la enfermedad de Alzheimer 50-60 años después; mientras que esta proporción era del 10% en las monjas con una gran riqueza literaria.
También se vio que aquellas que mostraban más pensamientos positivos en sus escritos tenían vidas más largas que aquellas que realizaban autobiografías que no los tenían o demostraban. Nuestro artículo «Evidencias del Neurofeedback«, puede ayudarte con el problema.
Sin entrar en más detalle, los resultados del estudio permitieron comprobar la importancia de varios factores de prevención de la demencia tipo Alzhéimer:
- Contar con una situación económica y sanitaria estable.
- Llevar una alimentación saludable (rica en ácido fólico, el cual podemos encontrar por ejemplo en lentejas, garbanzos, cacahuetes, espinacas, brócoli o hígado de ternera).
- Realizar ejercicio moderado.
- Controlar la hipertensión (*La hipertensión puede provocar derrames casi imperceptibles que pueden generar síntomas de demencia)
Por otro lado, también se identificaron ciertos factores relacionados con el inicio del desarrollo de Alzhéimer. Entre ellos:
- Pérdida súbita de peso en la vejez.
- Combinación de una característica anatómica (cabeza pequeña) y una variante determinada de un gen (apolipoproteína E épsilon 4).
Como vemos, el estudio de las monjas de Minnesota ha reforzado la importancia de mantener la mente activa desde nuestra infancia hasta nuestra vejez, además de mantener unos hábitos saludables de vida y alimentación para la prevención y retraso de aparición de enfermedades neurodegenerativas como el Alzhéimer.