En los últimos años, cada vez es más frecuente escuchar en los medios de comunicación como las cifras de suicidio incrementan año por año. Son cifras realmente escandalosas, pues solo en España hablamos de más de 3 mil víctimas de suicidio al año. Más o menos unas 11 personas al día.
Para ello puedes contar con nuestro centro de psiquiatras especialistas en Madrid. desde donde nos parece oportuno desmentir ciertos mitos populares acerca del suicidio:
Los intentos de suicidio son para llamar la atención
Primero de todo hay que tener en cuenta que una persona que realiza un intento de suicidio es alguien que carga con un gran sufrimiento, no es un capricho o un berrinche. Sí es cierto que no todas las personas que intentan suicidarse quieren morir, pero sería un error tachar esta conducta como llamada de atención. Alguien que recurre al suicidio como escapatoria es porque sus estrategias de afrontamiento y sus mecanismos de adaptación han fallado, lo que convierte a esta conducta en una llamada de auxilio o en lo que cree su única alternativa.
El riesgo de suicidio termina cuando mejora el estado de ánimo de una persona en crisis
Aunque resulte incongruente, la experiencia clínica y numerosos artículos científicos replicados dan con la misma conclusión: es el momento en el que el estado de ánimo mejora repentinamente cuando mayor riesgo de suicidio hay.
Tras un intento suicida fallido ya no hay más intentos
De hecho, un intento de suicidio es un indicador de futuros intentos. Y cuantos más intentos de suicidio ocurran mayor es la probabilidad de futuros intentos y de la consumación del suicidio.
Las personas que se suicidan son egoístas o valientes
Como decíamos antes una persona que intenta suicidarse es una persona con un sufrimiento excesivamente elevado, no están queriendo ser egoístas. Tampoco es un acto de valentía, es un acto más cercano a la desesperación.
Cuando alguien realmente quiere quitarse la vida, no avisa. La mayoría de los suicidios suceden sin advertencia previa
Muchas veces las personas cercanas a la víctima dicen que “no se lo esperaban” o “no sabía que tenía esas intenciones”. Lo más probable es que las señales de alarma no fueran reconocidas.
Algunas de estas señales pueden ser:
- Suicidio o muerte reciente de otro ser querido, familiar o amigo.
- Intentos de suicidio anteriores.
- Preocupaciones con temas relacionados con la muerte o expresiones de ideación suicida.
- Depresión, problemas de conducta y problemas de adaptación.
- Deshacerse o regalar posesiones preciadas, hacer un testamento o poner en orden ciertos asuntos (ej.: organizar su funeral).
- Cambios significativos en sus patrones de sueño, por exceso o por defecto.
- Cambios repentinos y extremos en sus hábitos alimenticios / pérdida o ganancia de peso.
- Distanciamiento de sus amigos o familia u otros cambios de comportamiento significativo.
- Dejar de hacer actividades en grupo.
- Cambios en la personalidad, como nerviosismo, explosiones de ira, impulsividad, comportamiento temerario, dejadez en su apariencia o salud.
- Irritabilidad frecuente o llantos inexplicables.
- Persistentes expresiones autodevaluadoras o de fracaso.
- Pérdida de interés en el futuro.
- Una repentina elevación del ánimo puede indicar que ha llegado a la decisión de acabar con el dolor mediante el suicidio.
Hablar del suicidio fomenta el comportamiento suicida
Hablar sobre el suicidio da la oportunidad de comunicarse, y el primer paso para animar a una persona con ideación suicida a vivir, es hablar de esos sentimientos. Al compartir los miedos es más fácil que estos disminuyan.
Una simple pregunta sobre si la persona tiene o ha tenido alguna vez intenciones de acabar con su vida puede iniciar la conversación. Sin embargo, hablar del suicidio debe ser manejado cuidadosamente.
El suicidio es hereditario
Aunque el suicidio puede estar sobrerrepresentado en una familia, los intentos de suicidio no son heredados genéticamente. Del mismo modo, no hay un “tipo de persona” que puede convertirse en suicida. Todos tenemos el potencial para cometer el suicidio si se dan las condiciones necesarias. Nuestro artículo « Suicidios en España. ¿Por qué? «, puede ayudarte con el problema.
El suicidio es indoloro
Muchos métodos de suicidio son muy dolorosos. A veces las representaciones ficticias del suicidio romantizan este hecho y no suelen incluir la realidad del dolor.
El suicidio no se puede prevenir
Los suicidios se pueden prevenir. Las crisis de suicidio son relativamente cortas, por lo que la ayuda práctica inmediata -como quedarse con la persona, animarla a hablar y ayudarla a construir planes de futuro- pueden evitar el intento o la muerte por suicidio. *Esta ayuda inmediata es muy valiosa durante la crisis, pero después se necesita un asesoramiento adecuado o práctica profesional.
Aunque esto no quiere decir que todos los suicidios sean prevenibles.