Vivir con miedo: ¿Cómo evitarlo?
Es imposible no tener miedo. Este es indispensable para avanzar en la vida. Pero dejar de vivir con miedo, superarlo, es ideal para no sentir bloqueo. Es un modo de crecimiento personal y el camino hacia la plenitud de la vida.
Según Sófocles, para los miedosos todo en el camino son ruidos. La activación del miedo es un proceso necesario y un mecanismo de defensa con el que nacimos. Este se da cuando nos hallamos ante el peligro o la presunción de él. Las sensaciones suelen ser fuertes y por lo general no muy agradables.
De las emociones más elementales, el miedo es una. Ante las amenazas y los peligro, este no indica que debemos alertarnos y actuar. Concluimos, por tanto, que su fin es nuestra preservación. La problemática viene a residir en que ese miedo llegase a impedirnos ponernos a salvo.
Vivir con miedo: los límites aceptables
El miedo nos da la consciencia de el riesgo que corremos. Cuando nuestros sentidos detectan las particulares señales de potencial peligro, se detonan una variedad de reacciones a nivel fisiológico. Estas nos señalan el camino para actuar rápidamente.
Se acelera el metabolismo y sube nuestra presión arterial. La glucosa en nuestra sangre aumenta sus niveles, al igual que la adrenalina. Respiramos, entonces más velozmente se dilatan nuestras pupilas y las funciones innecesarias de nuestro organismo se detienen; al tiempo, los músculos ganan tensión.
El extremo del estado de miedo es el pánico. Es generado pro altos niveles de ansiedad. Lo efectos últimos de esto, son la degeneración en un estado psicológico de miedo, que pasa de estar temerosos, a sufrir de trastorno de pánico. La dopamina cumple un importante papel allí.
Cuando hay poca dopamina ciertas zonas cerebrales, se transforma la comunicación normal entre las neuronas, se interrumpe. Cuando es alta la concentración de esta en la amígdala, nuestra reacción es estrés y temor.
Durante nuestra vida, estamos expuestos a la incertidumbre y el temor. El fracaso, la muerte, las pérdidas, las transformaciones y el rechazo, incrementan nuestro miedo natural. Nos generan un muro ante una vida plena. Es por esto que millones de personas no abandonan su zona de confort. No avanzan y se desarrollan. Las metas se hacen cada vez menos visibles, hasta que se bloquean del todo los objetivos. No se ve con claridad.
Esta condición o estado generalizado de miedo puede ser obsesivo y no ser percibido por quien lo padece. Por tanto, con el tiempo, es más fácil centrar nuestra atención en las características negativas de nuestro desempeño. Nuestra autoestima se va deteriorando.
Es una especia de sabotaje generado en nuestra propia mente. Al tener miedo os convertimos en personas inseguras y abandonamos todo proyecto en cuanto lo comenzamos. Aquí podemos decir que ya ha dejado de ser un mecanismo de prevención y se ha convertido en una actitud hacia la vida. Un sesgo de nuestro desarrollo.
¿Es posible revertir los nocivos efectos de vivir con miedo?
Vivir con miedo es evitable. Aunque este no puede ser eliminado (y no debe pretenderse) Pero sí podemos estar en armonía con él. Controlarlo para que no nos paralice. Algunas de las estrategias para superarlo son estas:
- Evalúa si tu reacción es racional o desproporcionada y busca actuar con lógica.
- No luches, acéptalo.
- No permitas que te paralice, enfréntalo.
- Hazte practicar hipnosis (Con ella se descubre las causas del miedo y se revierten sus efectos)
- Busca atención profesional.