La ansiedad y una mala gestión puede desencadenar en estrés vacacional durante el período estival. Las grandes expectativas que nos hacemos a la hora de cómo disfrutar las vacaciones, es uno de las causas por las que podemos llegar a no disfrutarlas. Puede que porque estas expectativas superan las posibilidades de lo que se puede hacer en el tiempo que uno se toma para descansar.
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Ansiamos todo el año estar sin hacer nada, no tener obligaciones, compromisos… Pero cuando ya estamos instalados en el destino que hemos elegido nos sobreviene un pensamiento de qué hacer ahora. Algunos empezarán a sentir ansiedad, angustia o incluso deseos de volver a su trabajo, simplemente porque no estamos acostumbrados a estar sin hacer nada. Los seres humanos por naturaleza necesitamos cosas de las que ocuparnos, problemas que resolver, retos que superar.Pero tampoco podemos olvidar que las vacaciones pueden llegar a cansar más que cualquier trabajo, porque la diversión también cansa (trasnochar, comer en exceso, excursiones, etc.).
Por ello debemos obligarnos de ir a la aventura en nuestras vacaciones, para que podamos disfrutar de esas experiencias nuevas, que pueden enriquecernos.
Generalmente las vacaciones suponen un periodo para disfrutar. Sin embargo, unas expectativas irreales también pueden ocasionarnos tensión y malestar.Así, no sólo nos relajaremos, reparando el organismo de los daños provocados por el aumento de cortisol y la ansiedad, sino que tendremos la capacidad de ver las cosas desde otro punto de vista.
Las vacaciones resultan un elemento reforzador de la autoestima, además de prevenir la aparición de estrés y otros trastornos. Se trata de un periodo en el que poder hacer actividades que nos resulten placenteras y para las que normalmente no se tiene ocasión, dejando atrás temporalmente las responsabilidades asociadas al cargo social. De esta forma, un buen descanso produce un gran aumento de creatividad, pudiendo dar pie a la formación de nuevas estrategias e ideas que en un entorno estresante no surgirían.
Esto es debido a que en los periodos de descanso el cerebro no está inactivo, sino que únicamente deja de centrarse en determinada estimulación.En este sentido, el desbloqueo mental que produce el descanso provoca una mejora de la capacidad de juicio y decisión, posibilitando el análisis completo de la información disponible y la posterior toma decisiones.Además de ello, el descanso produce un incremento de la productividad y la concentración, al disminuir el bloqueo intelectual y el enlentecimiento mental y físico propio de una situación continuada de estrés.
Cómo podemos disfrutar en las vacaciones
-Improvisar
Hay que tener una gran flexibilidad para disfrutar de nuestro tiempo libre. Está bien que planifiquemos nuestras vacaciones, pero siempre con la idea de que pueden surgir imprevistos que rompan esos planes.
-Desconectar
No está mal olvidarse por unos días de encender la televisión o el ordenador. Guardar el reloj junto al móvil, el ordenador y el resto de tecnología que se utiliza de manera habitual en las jornadas laborales. Dejar las contestaciones de correo y otras redes sociales para el regreso.
-Disfrutar aquí y del ahora
Disfrutar de lo que se está haciendo intentando no pensar en el mañana. Poner toda la atención en lo que se siente, no solo a través del intelecto, sino también en el cuerpo, y disfrutar de sensaciones que nos enriquecen y nos alejan del estrés y de la ansiedad.
-Realizar actividades placenteras y relajantes
Poner toda la atención a través de los sentidos: pasear por el bosque, por la playa o por el campo; estar en contacto con la naturaleza y respirar aire sano; conversar con los hijos, la pareja o los amigos; leer un libro apasionante, no relacionado con el trabajo; ir al cine, teatro, etc.
-Cambiar nuestro punto de vista
Es importante cambiar nuestra rutina diaria y esas responsabilidades que tenemos habitualmente.
-Atreverse
Aunque no tengamos un espíritu aventurero, está bien tener un cierto grado de atrevimiento a la hora de probar cosas nuevas.
-Colaborar
Cuando hacemos partícipes de nuestra experiencia vacacional a los que nos rodean, disfrutamos mucho más de nuestras actividades. La colaboración refuerza el vínculo entre los sujetos, proporcionando además nuevas y distintas perspectivas que pueden ayudar a encontrar mejores opciones para todos.
Cómo volver de las vacaciones
El periodo de descanso veraniego tiene un final. Tener presente este hecho y afrontarlo puede suponer la diferencia entre reincorporarse a la vida cotidiana con energía y optimismo y entrar en un estado de abatimiento ante el retorno de las obligaciones, conocido como «síndrome postvacacional».
Se ha de procurar un retorno progresivo para intentar adaptarnos a la rutina, volviendo a casa unos días antes, ajustando los ritmos al horario habitual y en algunos casos, favoreciendo que las empresas permitan una reentrada progresiva. Al iniciar las vacaciones es importante no obsesionarse con el tiempo que queda para que finalicen, pero sí planificarse para tener en cuenta que se va a volver en un periodo concreto.
Conclusiones
Planificar las vacaciones con tiempo y buena organización es una forma de conseguir que esta etapa tan esperada salga adelante con fluidez y tranquilidad, sin tener que experimentar las sensaciones de estrés que no nos permiten disfrutarlas. Pero no tenemos que obsesionarnos con unas expectativas muy altas, ya que además llevemos a cabo una mala gestión económica y esto también puede generar mucho estrés.
Planear las vacaciones de forma realista, sabiendo que probablemente no sean perfectas, nos harán disfrutar más del tiempo que vamos a disfrutar.El descanso provoca la liberación de endorfinas y la activación de los circuitos neurales de recompensa, estimulándose la presencia de dopamina y serotonina en el cerebro. Todo ello produce una reducción de ansiedad y esquemas negativos de pensamiento.Pide ayuda a un profesional de la salud mental si te sientes estresado o agobiado.