Cuando el ataque de pánico agobia
Un ataque de pánico o crisis de angustia, consiste en la aparición, de forma repentina, de una sensación incontrolable de malestar o aprensión intensos, miedo o terror, con frecuencia ligada a una idea de catástrofe inminente, sensación de muerte, de estar volviéndose loco o de estar perdiendo el control, junto con una urgente necesidad de huir de la situación.
Esta sensación se acompaña de diferentes manifestaciones clínicas y suele desaparecer solo, en minutos o, más raramente, en horas. Entre 1 y 3 personas de cada 100 sufrirán algún ataque de pánico a lo largo de su vida.
El primer ataque se suele producir fuera de casa y aparece al final de la adolescencia o al inicio de la vida adulta.
Suele ocurrir que el paciente recuerda con precisión el momento de la primera crisis, sin que hubiera ninguna situación precipitante clara. En muchas personas, la aparición del primer ataque está ligado con el miedo y ansiedad progresiva a que el ataque repita, y evitan por ello aquellas situaciones que piensan que pueden desencadenar de nuevo el episodio.
En este sentido, la agorafobia, o miedo irracional a sentirse atrapado en lugares de donde no se pueda escapar, es muy habitual en pacientes con ataques repetidos de pánico y conlleva un progresivo aislamiento psíquico y físico.
El trastorno de angustia es muy frecuente en la población y suele tener un curso crónico, aunque varía su intensidad.
¿Qué causa el trastorno de pánico?
El trastorno de pánico a veces se da en las familias, pero nadie sabe con seguridad por qué algunos miembros de la familia lo tienen y otros no. Los científicos han descubierto que hay algunas partes del cerebro y algunos procesos biológicos, que juegan un papel clave en el miedo y la ansiedad.
Otros investigadores piensan que las personas con trastorno de pánico malinterpretan sensaciones corporales inofensivas como amenazas. Al ir aprendiendo más acerca de cómo el cerebro y el cuerpo funciona en las personas con trastorno de pánico, es muy posible que los científicos logren descubrir mejores tratamientos.
También están buscando cómo el estrés y los factores ambientales pueden desempeñar un papel.
¿Cuáles son los síntomas del trastorno de pánico?
Un ataque de pánico consiste en la aparición de un episodio diferenciado de angustia o miedo, que evoluciona en menos de 10 minutos y en el que aparecen de forma brusca 4 o más de estos síntomas:
-Ataques repetidos y repentinos de pánico con ansiedad y miedo abrumador.
-Sentimiento de estar fuera de control o de miedo a la muerte o una fatalidad inminente durante un ataque de pánico
-Síntomas físicos durante un ataque de pánico, como latido fuerte o rápido del corazón, sudor excesivo, escalofríos, temblores, problemas respiratorios, debilidad o mareos, hormigueo o entumecimiento de las manos, dolor en el pecho, dolor de estómago y náuseas
-Preocupación intensa acerca de cuándo ocurrirá el próximo ataque de pánico
-Miedo de ir a los lugares donde han tenido un ataque de pánico en el pasado
-Sensación de ahogo o falta de aliento.
-Inestabilidad, mareo o desmayo.
-Desrealización (sensación de irrealidad) o despersonalización (sentirse separado de uno mismo).
-Miedo a perder el control o volverse loco.
-Parestesias (sensación de entumecimiento u hormigueo) en extremidades o alrededor de la boca.
Estos síntomas suelen desaparecer tras más o menos una hora de evolución. Se han propuesto criterios diagnósticos para las crisis de angustia en función de las circunstancias en que aparecen y el modo de comenzar:
-Crisis espontáneas o inesperadas. Aparecen sin estar ligadas con ningún desencadenante inmediato. Son las que definirán la existencia de un trastorno de angustia o pánico.
-Crisis desencadenadas por situaciones concretas. Aparecen de forma invariable inmediatamente después de la exposición o anticipación a un estímulo o desencadenante ambiental. Son características de los trastornos fóbicos. El inicio de estas crisis suele ser progresivo en función de la aproximación y/o premonición del estímulo fóbico.
-Crisis predispuestas por situaciones. Aparecen durante la exposición a un desencadenante ambiental, aunque no se están ligadas siempre con dicha situación, ni cuando aparecen lo hacen inmediatamente después del afrontamiento. Estas crisis serian características de la agorafobia.
¿Cómo se trata el trastorno de pánico?
Lo primero, debemos hablar con nuestro médico acerca de estos síntomas. El médico debe examinarnos y tomarnos la historia clínica para asegurarse de que los síntomas no sean causados por algún problema físico no relacionado. Es muy posible que el médico nos recomiende que consultar con un especialista en salud mental, como un psiquiatra o un psicólogo.
Por regla general, el trastorno de pánico se trata con psicoterapia, medicamentos o una combinación de ambos.
Psicoterapia. Un tipo de psicoterapia llamada terapia cognitivo-conductual, es en concreto muy eficaz para tratar el trastorno de pánico. Enseña distintas formas de pensar, comportarse y reaccionar ante distintas situaciones para ayudarle a sentirse menos ansioso o preocupado. Los ataques de pánico pueden comenzar a desaparecer una vez que se aprende a reaccionar de manera diferente a las sensaciones físicas de ansiedad y el miedo que se producen durante los mismos.
Medicamentos. Los médicos también pueden recetarle diferentes fármacos que ayudan a tratar el trastorno de pánico:
-Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS).
-Inhibidores de recaptación de la serotonina y la norepinefrina (IRSN).
-Betabloqueadores o betabloqueantes.
-Benzodiacepinas.
Los médicos normalmente suelen utilizar los ISRS y los IRSN para tratar la depresión, pero también son útiles para los síntomas del trastorno de pánico. Pueden tomar varias semanas para comenzar a trabajar.
Estos medicamentos también tienen efectos secundarios, como dolores de cabeza, náuseas o dificultad para dormir. No suelen ser graves para la mayoría de las personas, especialmente si se empieza con una dosis baja y se la va aumentando poco a poco.
No abandones nunca el tratamiento demasiado rápido. Tanto la psicoterapia como los medicamentos pueden tomar algún tiempo hasta que se consiguen resultados. Un estilo de vida saludable también puede ayudar a combatir el trastorno de pánico. Deberíamos dormir lo suficiente y hacer ejercicio, comer una dieta saludable, y recurrir a la familia y los amigos de confianza para apoyo.
Localizador de programas de tratamiento de la salud mental
La Administración de Servicios de Abuso de Sustancias y Salud Mental, ofrece este recurso en Internet que sirve para ayudarnos a encontrar establecimientos y programas de tratamiento de trastornos de salud mental.
La sección de ese localizador correspondiente a servicios de tratamiento de la salud conductual (Behavioral Health Treatment Services Locator), que indica los establecimientos que prestan servicios de salud mental a las personas con estas enfermedades.
En Ipsia Psicología, contamos con psicólogos expertos en ansiedad y ataques de pánico, que te ayudarán en lo que necesites.