¿Qué es la Navidad en términos de psicología?
La Navidad es considerada por muchos como una temporada especial en donde se transforman los sentimientos hacia una actitud espiritual y en donde predominan los actos de generosidad y reconciliación en diversos sentidos, pero también puede generar ansiedad, para ello, puede contar con nuestro centro de psicólogos especialistas en ansiedad, en Madrid.
¿De qué manera afecta la Navidad en nuestras emociones?
La Navidad es la época del año en que la gente se deprime más, aparecen más sentimientos de soledad, tristeza, estrés, ansiedad y depresión.
Un porcentaje de personas dicen sentirse solas con frecuencia y otro dice de no poder disfrutar con ningún amigo.
Causas:
-Expectativas muy poco realistas sobre lo que significa la Navidad y lo que se supone que tiene que hacer, sentir o tener en estas fiestas. Frustración.
-Hacer balance al finalizar de año. Reflexionar de forma excesiva sobre la propia vida y ser consciente de las carencias personales en comparación con las otras personas.
-Presión para gastar dinero en cenas y regalos. Puede parecer que el amor se mide por la cantidad y calidad de las compras que se hacen en estas fechas.
¿Cómo actuar?
-No basar la Navidad en el dinero. Debemos marcar un presupuesto coherente por los regalos y las comidas.
-Fijar metas realistas para las fiestas. Cada uno tiene que entender la Navidad en su forma.
-No creernos los anuncios de televisión, la sociedad en general, sobre las familias perfectas y las Navidades perfectas, no existen.
-Agradecer lo que tenemos y disfrutar de cada momento, por muy pequeño que sea.
-Planificar estas fechas con actividades amenas.
-Enfocar las distintas situaciones que nos dará la Navidad por el lado positivo.
-Hacer lo posible porque nuestras relaciones sociales sean lo más sanas posibles.
¿Cuáles son los problemas más habituales en estas fechas?
Pérdida de familiares o amigos
La distancia física con los seres queridos
Conflictos familiares y de pareja
La crisis económica
-La pérdida de un ser querido
La Navidad es la época en que se supone nos tenemos que reunir con las personas que queremos. Sufrir una pérdida de un familiar o un amigo se agrava en estas fechas porque es donde los podemos encontrar más a faltar.
Debemos concedernos un tiempo de luto, de adaptación a la situación, de recogimiento y maduración de lo que ha sucedido.
Apoyarse en el resto de familia, que de una manera u otra están pasando la misma tristeza. Esto hará que nos sentimos más aliviados y protegidos.
No cerrarse en casa y en la desesperación, puesto que esto no hará más que agravar la situación.
No obligarse a celebrar si no se tiene ganas. Ser auténtico y coherente con nuestros recursos y necesidades.
-La lejanía
Podemos hacer uso de las tecnologías para conectarnos con los seres queridos. Aceptar la situación, no centrarse en el malestar y buscar opciones y alternativas para disfrutar de las fiestas. No dar excesiva importancia al hecho de estar solo, puesto que hay otros momentos importantes durante el año en que estamos solos y no ocurre nada, todo depende del valor que damos a la Navidad.
Debemos recordar que las cosas no siempre suceden cuando las queremos. Quizás no podremos celebrar la Navidad el día 25 de diciembre, pero podemos pensar que las celebraremos cuando sea nuestro momento.
Buscar momentos que nos hagan sentir bien en nuestro hogar, no cerrarnos ni aislarnos, siempre habrá alguien con quién celebrar las fiestas.
-Conflictos familiares
En la mayoría de familias hay siempre algún miembro problemático o conflictivo. La familia nos viene impuesta y es difícil que todo el mundo nos caiga bien.
Mucha gente se reúne, no porque le agrade, sino por obligación, por tradiciones impuestas. Vamos a algunas reuniones sociales para no sentirnos culpables y para evitar que el resto de la familia nos critique.
Intentar encontrar en estas fechas, no un problema, sino una oportunidad para mejorar las relaciones con la familia.
La flexibilidad y adaptación a las dinámicas familiares nos ayudará a disfrutar de estas celebraciones.
Negociar y disfrutar. No hay nada peor que, una vez después de haber negociado, darle vueltas al resultado intentado buscar ganadores y perdedores.
-Conflictos de pareja
Los meses donde hay divorcios hay son el septiembre y el enero. Un porcentaje de los divorcios se dan después de las vacaciones de verano, que son las más largas del año. Muchas parejas culpan sus problemas a la carencia de tiempo, el estrés y el exceso de trabajo, pero muy a menudo es el contrario.
Si la relación de pareja es satisfactoria, la Navidad es una oportunidad para compartir tiempo y momentos con la pareja, y salir reforzado, pero si las relaciones están tensas y traemos arrastrando problemas todo el año, se ponen a prueba nuestras habilidades comunicativas y de resolución de conflictos. Cuanta más convivencia, más fricción.
Se puede planificar juntos y llegando a un consenso las actividades que se harán durante las fiestas.
Hacer una lista conjunta con la pareja de todas las cosas que durante el año hemos querido hacer con la pareja y la familia, pero no hemos tenido tiempo por la rutina diaria.
Dar importancia a las relaciones sexuales, puesto que crean un fuerte vínculo en la pareja.
Elevar una comunicación saludable fundamentada en la empatía, respeto, asertividad y las negociaciones, que son aquellas que producen un beneficio mutuo por los dos miembros de la pareja.
-Crisis económica
A veces da la sensación de que el amor y la felicidad se miden por la cantidad y calidad de las compras que se hacen en estas fechas.
Hay muchas familias que no podrán ni hacer una gran comida ni hacer regalos a sus familiares por las dificultades económicas por las que están viviendo.
Tenemos que la felicidad no está ligada con la cantidad y calidad de regalos que hacemos, lo bonito es la intención y pasar tiempo junto a nuestros amigos y familiares. Es mucho más valioso regalar momentos que regalar objetos materiales. Nuestro artículo “Ataques de ansiedad», puede ayudarte con el problema.
Intentemos buscar formas de disfrutar con nuestros seres queridos sin gastar dinero: un paseo por las calles de nuestra ciudad para ver la decoración navideña o una tarde en el sofá de casa rodeados de nuestra familia viendo una película. Son momentos especiales para estar juntos que no obligan desembolsar dinero.
Si no tenemos suficiente dinero para pagar una mesa, hablar abiertamente con la familia y compartir gastos para hacer una celebración en la que todos se encuentren a gusto.
Conclusiones
No debemos olvidar que la Navidad no trae la tristeza, pero tampoco trae felicidad, amor y paz. La tristeza la trae la persona con sus interpretaciones negativas de estas fechas. Hace falta aprender a tener interpretaciones más positivas y así podamos para evitar el desánimo.