La hipocondría, también denominada trastorno de Ansiedad por enfermedad, es una patología relacionada con la ansiedad que se fundamenta en un miedo excesivo e irracional a padecer enfermedades físicas o mentales.
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Esta ansiedad va acompañada de una excesiva preocupación para descartar posibles enfermedades.
Ante la presencia de un síntoma, cualquier persona puede preocuparse y considerar que padece alguna enfermedad de mayor o menor gravedad, pero al acudir al médico, la gran mayoría de las personas se tranquilizan.
Pero si una persona considera constantemente que tiene síntomas de alguna enfermedad grave y por mucho que va al médico, no se queda tranquilo, la persona seguirá pensando que está enferma hasta extremos preocupantes. Es en estos casos cuando puede desarrollarse hipocondría. A diferencia de otros trastornos psiquiátricos, en este caso la persona no inventa los síntomas, sino que realmente los siente y los magnifica y no puede controlarlos, afectando por igual a hombres y a mujeres.
Nuestro artículo “Hipocondría”, puede ayudarte.
Síntomas
Las personas hipocondríacas están constantemente preocupadas por su salud y experimentan cualquier cambio de su estado físico como un posible drama. Está constantemente aterrorizado ante la idea de contraer o padecer alguna enfermedad grave.
Viven su salud con una gran ansiedad y están siempre pendientes de sus cuerpos y de los síntomas que puedan sufrir.
Cualquier síntoma puede ser un motivo de obsesión y preocupación para un hipocondríaco: tos, palpitaciones, cefaleas leves, dolores musculares, lesiones cutáneas, cansancio…
Reparan en detalles que son completamente intranscendentes pero a los que ellos otorgan suma importancia.
La mayoría de pacientes hipocondríacosvisitan constantemente tanto a su médico de cabecera, como a especialistas para que les hagan exploraciones complementarias. El hecho de hacerlas puede tranquilizarles temporalmente, pero no durante mucho tiempo.
Es altamente sugestionable desde un punto de vista negativo y cualquier nueva enfermedad que descubra o de la que oiga hablar podrá ser suficiente para volar su imaginación y hacer que realmente llegue a sentir síntomas nuevos.
¿Por qué se produce la hipocondría?
Estar preocupado por una posible enfermedad no basta para poder diagnosticar a alguien de hipocondríaco; se necesitan una serie de criterios:
Preocupación por el miedo a padecer o contraer una enfermedad grave basándose en la interpretación errónea de síntomas que hace la persona.
Persistencia de la preocupación a pesar del asesoramiento médico.
Esta creencia no se reviste de características alucinatorias ni se limita solamente a una preocupación por el aspecto físico.
La preocupación produce estrés y dificultades para relacionarse a nivel social y laboral.
La duración de los síntomas es superior a seis meses.
¿Cómo reconocer a un hipocondríaco?
Se debe diferenciar al paciente aprensivo de un paciente hipocondríaco. De ahí la importancia de que un especialista, el psiquiatra o psicólogo, evalúe al posible paciente hipocondríaco y compruebe que éste cumple todos los criterios necesarios para poder ser realmente catalogado como tal.
Por ejemplo, una persona que ante la muerte reciente de un familiar por un cáncer teme poder padecerlo durante dos o tres meses sin que eso limite sobremanera su vida diaria no es un paciente hipocondríaco. Pero si una persona está convencida de que, aún no teniendo ningún antecedente, puede tener un cáncer basándose en lo que siente y no se convence pese a que las pruebas a las que se somete son concluyentemente negativas, y sigue preocupado y asustado durante más de seis meses, es probable que dicha persona padezca de hipocondría.
Tratamiento
La hipocondría suele ser un trastorno crónico que requiere un enfoque multidisciplinar en lo que respecta al tratamiento. Las personas hipocondríacas viven su salud o la creencia de la ausencia de ella con mucha ansiedad, escasa autoestima y bajo estado de ánimo, por lo que para poder trabajar el problema muchos psiquiatras intentan estabilizarlos inicialmente con fármacos ansiolíticos y antidepresivos, concretamente con inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (ISRS), como son la fluoxetina, la paroxetina o el citalopram.
El tratamiento de fondo de la hipocondría se basará en la psicoterapia cognitiva conductual llevada a cabo por un terapeuta profesional. A través de diversas técnicas, se busca que el paciente haga frente a sus miedos y pierda el pavor a la enfermedad y a las reacciones de su cuerpo y las atribuciones que de ellas hace.
Se intentará que no acuda continuamente a consultas médicas, no hable siempre de salud ni de enfermedad, no se observe con tanta precisión y obsesión y sea capaz de aceptar el hecho de poder enfermar como algo normal y no de proporciones catastróficas.
Para el éxito de este tratamiento, siendo a largo plazo, es esencial el entorno social quien sufre este trastorno, de manera que familiares y amigos entiendan que realmente padece una enfermedad, que es un trastorno psiquiátrico que condiciona y limita su vida en muchos aspectos.
Conclusiones
Las personas hipocondríacas están constantemente preocupadas por su salud y experimentan cualquier cambio de su estado físico como un posible drama.
Conviene diferenciar claramente lo que es un paciente aprensivo de un paciente hipocondríaco.
Si familiares o amigos de una persona detectan conductas que puedan ser compatibles con la hipocondría, es importante que contacten cuanto antes con un especialista.
No suele ser grave, pero puede ser muy incapacitante. Además, puede generar otras patologías psicológicas, como la depresión y trastornos obsesivos. Asimismo, este tipo de patologías pueden generar aislamiento social e incomprensión por la gente que rodea al paciente.