¿Es eficaz Neurofeedback en el síndrome de las piernas inquietas
El síndrome de las piernas inquietas (RLS), es una afección que produce una urgencia fuera de control de mover las piernas, generalmente debido a una sensación de incomodidad. Suele suceder por la tarde o la noche cuando estás sentado o recostado. El movimiento alivia temporalmente la sensación desagradable.
Neurofeedback es un tratamiento con base científica de la Neurociencia, que se produce por un entrenamiento de la actividad eléctrica del cerebro, consiguiendo un equilibrio. El Neurofeedback actúa sobre el cerebro, enseñando a autorregularse, reforzando la actividad cerebral saludable, para cambiar la que es disfuncional Neurofeedback es seguro, no es invasivo ni tiene efectos secundarios, y produce cambios duraderos en la actividad del cerebro. Neurofeedback es un tratamiento eficaz para el síndrome de las piernas inquietas.
El síndrome de las piernas inquietas, también conocido como la enfermedad de Willis-Ekbom, puede empezar a cualquier edad y por regla general empeora con la edad. Puede interrumpir el sueño, lo que interfiere en las actividades diarias.
Es un trastorno neurológico caracterizado por la aparición una sensación molesta, no dolorosa, en las piernas que obliga a la movilización de las mismas.
En muchos casos, el síndrome de piernas inquietas puede ser debido a una lesión de los nervios periféricos, la reducción de los acúmulos de hierro o por el aumento del ácido úrico en la sangre.
Pero en la mayor parte de los pacientes no se evidencia una causa del síndrome de piernas inquietas, y se define como idiopático. También puede existir un componente de predisposición genética, ya que al menos una tercera parte de los pacientes tiene antecedentes familiares.
Por otro lado, se cree que el origen de este síndrome pueda guardar relación con un descenso de la dopamina, que es un neurotransmisor cerebral necesario para la realización y coordinación de movimientos.
Los pasos de autocuidado y los cambios en el estilo de vida pueden ayudar a aliviar los síntomas. Los medicamentos también ayudan a muchas personas con síndrome de las piernas inquietas.
Síntomas
El principal síntoma es la necesidad de mover las piernas. Las características acompañantes comunes del SPI, son:
-Sensaciones que comienzan después del descanso. Generalmente, la sensación comienza después de haber estado acostado o sentado durante periodos prolongados (en el cine, en un automóvil o en un avión).
-Alivio con el movimiento. La sensación de SPI se reduce con el movimiento, como sacudir las piernas, estiramientos, pasear o caminar.
-Los síntomas empeoran por la noche. Los síntomas aparecen principalmente de noche.
-Espasmos en las piernas por la noche. El SPI puede estar ligado con otra afección más común llamada movimiento periódico de las extremidades durante el sueño, que hace que las piernas se muevan y pateen, posiblemente durante la noche, mientras estás dormido.
Las personas suelen describir los síntomas del SPI como sensaciones anormales y desagradables en las piernas o los pies. Suelen ocurrir en ambos lados del cuerpo. Con menor frecuencia, estas sensaciones se pueden presentan en los brazos.
Las sensaciones, que generalmente ocurren más bien dentro de la extremidad que sobre la piel, se pueden describir como:
-Cosquilleo
-Hormigueo
-Tirones
-Sensación pulsátil
-Dolor
-Picazón
-Eléctrico
Las personas con SPI no suelen describir la afección como un calambre o entumecimiento muscular. En cambio, es habitual que la describan como un deseo intenso de mover las piernas.
Es frecuente que los síntomas varíen en intensidad. Pero en ocasiones, los síntomas desaparecen por periodos de tiempo y después vuelven a aparecer.
¿De qué manera se trata el síndrome de piernas inquietas?
El tratamiento del síndrome de piernas inquietas secundario debe estar dirigido a la causa que lo produce, como administrando hierro cuando se evidencia una disminución de los acúmulos de hierro en la sangre.
El tratamiento de primera elección del síndrome de piernas inquietas idiopático son los fármacos dopaminérgicos (ropirinol, rotigotina, pramipexol o levodopa).
Debido a su gran efectividad en el control de los síntomas de esta entidad, se sugiere que la dopamina está implicada en la aparición de este cuadro clínico.
Otras alternativas pueden ser determinados fármacos antiepilépticos como la gabapentina, pregabalina, topiramato o la carbamazepina. En tercera línea, se aconsejan fármacos opiáceos como la oxicodona.
Diagnóstico
El diagnóstico del síndrome de las piernas inquietas se basa en los siguientes criterios, establecidos por el Grupo de Estudio Internacional del Síndrome de Piernas Inquietas:
-Si tienes un fuerte y a menudo irresistible impulso de mover las piernas, generalmente acompañado de sensaciones incómodas.
-Los síntomas aparecen o empeoran cuando estás en reposo, ya sea sentado o acostado.
-Puedes aliviar parcial o temporalmente los síntomas realizando alguna actividad, como caminar.
-Los síntomas empeoran por la noche.
-Los síntomas no pueden explicarse únicamente con otra afección médica o conductual.
Es posible que el médico realice una exploración física y otra neurológica. Es posible que se pidan análisis de sangre, en concreto para la deficiencia de hierro, para descartar otras posibles causas de tus síntomas.
Aparte de esto, es posible que el médico te remita a un especialista del sueño. Esto puede implicar quedarte a dormir una noche en una clínica del sueño, donde los médicos pueden estudiar tu sueño en caso de que sospechen la presencia de otro trastorno de este tipo, como la apnea del sueño. Pero el diagnóstico del síndrome de las piernas inquietas no suele requerir un estudio del sueño.
¿Cuándo debemos consultar al médico?
Algunas personas con síndrome de las piernas inquietas nunca buscan atención médica porque creen que no se les va a tomar en serio. Pero el síndrome de las piernas inquietas puede interferir en el sueño, causar somnolencia durante el día y afectar nuestra calidad de vida. Habla con el médico o tu psicólogo, si crees que puedes tener el síndrome de las piernas inquietas.
Conclusiones
Consiste en una sensación desagradable en las piernas, que aparece al acostarse o con el reposo, y que mejora transitoriamente al moverlas.
Estos síntomas, al ocurrir fundamentalmente por la noche, al estar en la cama, interfieren en el adecuado descanso.
Hasta un 80% de los pacientes asocian, además, movimientos involuntarios de las piernas durante el sueño y, un porcentaje más pequeño, refieren este tipo de movimientos también durante la hora de dormir, mientras se encuentran sentados o acostados.
Hay pacientes para los que el síndrome de las piernas inquietas es algo tolerable; para otros en cambio, implica no poder dormir bien por las noches, no poder estar sentados cuando llega la tarde e implica también sentirse cada vez más irritado.
No es por tanto cualquier cosa. Estamos ante un problema que afecta a más de un 10% de la población. Una enfermedad crónica que no tiene cura, pero sí diferentes tipos de tratamientos.
Si interfiere en tu calidad de vida y en tu sueño, lo aconsejable es acudir a un médico o a un profesional de la salud mental, para un posible tratamiento.