Controlar el nerviosismo y la ansiedad: técnicas que te ayudarán a hacerlo tú mismo
Controlar el nerviosismo, una vez que ya hemos pasado cierto límite, no es fácil. Lo saben bien aquellas personas que manifiestan ansiedad en sus distintas formas. Hablamos del nerviosismo que va más allá de lo necesario; pues hay que tener claro que ponernos nerviosos es un mecanismo natural del organismo.
Los modos en que se presenta la ansiedad varían. Van desde el nerviosismo simple hasta el pánico extremo o los ataques. No es este precisamente un estado mental negativo, pues hay quienes cuya pasión de vida se centra en el riesgo. Estas personas activan constantemente el mecanismo nervioso para su propia protección y hallan placer en ello.
Reconocer y controlar el nerviosismo a tiempo
Sin embargo, la ansiedad patológica tiene grandes diferencias con el nerviosismo común. El estado de ansiedad es eperimentado de modo irracional. En él, es difícil distinguir lo que realmente te afecta, es decir, identificar la causa de la preocupación. Lo mismo pasa con el miedo, cuyo origen, en pleno estado de ansiedad es casi indetectable.
En oposición, el nerviosismo se vincula con acciones más racionales, concretas. Cosas con las que lidiamos en nuestro día a día. Por ejemplo, cuando debemos dar una ponencia, enfrentar el primer día de trabajo y cosas de esta índole. Casos en los que es necesario saber controlar los nervios. El caso de la ansiedad es menos claro y un proceso más complejo a nivel cerebral. El nerviosismo es particularmente un mecanismo de resguardo integral, que se activa a través del miedo.
Los trastornos de ansiedad tienen, por su parte, reacciones a nivel externo bien definidas. Cuando se experimenta intensa ansiedad, el individuo pierde control de muchas de sus facultades. Allí se agudizan de tal modo los efectos, que el impacto físico se puede confundir con un ataque al corazón. Esto es normal, pues se llega al mareo, las pulsaciones muy aceleradas y el pecho oprimido.
Cuando se trata de nerviosismo, los síntomas son menos fuertes. En el más común de los casos, la persona que experimenta y requiere del control del nerviosismo, siente hormigueo o “mariposas” en el área estomacal; suda intensamente; su pulso se acelera y, en ocasiones, enrojece.
Los nervios terminan en cuanto el factor que los ha disparado, desaparece o termina. Una participación en clase, un susto en la calle y cosas similares. Suelen terminar, descender rápida y progresivamente, en cuanto se enfrentan. Es decir, en cuanto empezamos una acción requerida, que era la causante de nuestro miedo e inseguridad, los nervios disminuyen.
Al vernos en capacidad de asumir y afrontar las distintas situaciones que disparan nuestro nerviosismo, vamos dominándolo. En el mismo acto de llevarlas a cabo, desciende irresistiblemente. Por su parte, la ansiedad es un estado permanente, que debe atenderse a tiempo, pues puede traer graves consecuencias.
Estas técnicas te ayudarán a controlar el nerviosismo tú mismo:
- Respira correcta y profundamente.
- Aprovecha la naturaleza para despejar tu mente.
- Conoce y pon en práctica técnicas de mindfulness. Puedes ver nuestros cursos de Mindfulness en Madrid
- No dejes el deporte a un lado.
- Sí, medita.
- Sé amable contigo mismo y evade lo absurdo (El nerviosismo impulsa los pensamientos automáticos e irreflexivos)
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