Hablamos de Trastorno Paranoide de la personalidad
El término paranoide viene de tiempos remotos. Se han encontrado textos de hace casi 2000 años sobre los estados paranoides, haciendo referencia a todas las formas de alteraciones mentales graves. El psiquiatra Kraepelin, a finales del siglo XIX, definió concretamente la personalidad paranoide.
Kraepelin pudo observar características tales como la desconfianza, los sentimientos de ser tratado injustamente, de sufrir interferencias y de tener una valoración excesiva de uno mismo. Pero lo situaba como una forma premórbida dentro del medio entre la normalidad y las psicosis paranoides más graves.
El Trastorno Paranoide de la Personalidad (TPP), se caracteriza sobre todo por un patrón con tendencia a la suspicacia, la desconfianza y la hipervigilancia. Estas personas suelen ser personas muy suspicaces, cautelosas y hostiles, tendiendo a malinterpretar las acciones de los demás y a responder con ira ante todo aquello que pueden interpretar como traición y engaño.
También se preocupan de manera exagerada por si son explotados o traicionados por los demás. Su aptitud para notar intenciones ocultas puede producir múltiples problemas en sus relaciones sociales que, a su vez, confirman y refuerzan sus expectativas.
Estos individuos sienten la necesidad de alejarse de los demás y son reacios a confiar o intimar con la gente, ya que temen que la información que compartan pueda ser usada en su contra. En los hechos más inocentes ven significados ocultos amenazantes.
Suelen alojar rencores y se presentan incapaces de olvidar o perdonar los insultos o desprecios que creen haber sufrido. Contraatacan con rapidez y reaccionan con ira ante los ultrajes que perciben.
Se preocuparse por dudas, no justificadas de forma objetiva, acerca de la lealtad de sus amigos cuyas conductas son controladas en busca de intenciones hostiles y ocultas. Aparte, estas personas pueden ser muy celosos sin una clara justificación y pueden buscar continuamente pruebas para confirmar sus sospechas.
Quieren mantener un control total sobre las personas con las que tienen relaciones íntimas, y así evitar ser, haciendo preguntas cuestionando los movimientos, actos, intenciones y la fidelidad de la pareja.
Son personas que suelen tener problemas en las relaciones personales y por regla general es difícil llevarse bien con ellas. En algunas ocasiones, puede ser realmente difícil convivir con una pareja paranoide, en busca continua de las pruebas que confirmen una infidelidad.
El Equipo de Ipsia Psicología, cuenta con profesionales expertos en el trastorno paranoide de la personalidad, que te ayudarán en lo que precises.
¿Cómo se diagnostica el TPP?
Fue en el DSM-III cuando se definieron por vez primera los trastornos de personalidad como un eje independiente, y, en concreto, los criterios para el diagnóstico del TPP.
Como en otros trastornos de personalidad, es muy importante no dejarse llevar por el autodiagnóstico y la búsqueda de información por propia iniciativa. Es de vital importancia una evaluación profesional exhaustiva y objetiva en un servicio de salud mental.
El TTP es un trastorno que, de manera habitual, la propia persona no aprecia o no acepta los síntomas o las conductas como exageradas o inadecuadas, por lo que va a tender a minimizar o negar directamente los síntomas.
Lo normal es que sean necesarias varias visitas con el profesional para trabajar la tendencia a estar a la defensiva o la aportación de información complementaria por parte de familiares o acompañantes.
Es importante diferenciar la personalidad paranoide de trastornos clínicos, como el trastorno delirante y el esquizofrénico tipo paranoide, caracterizados por síntomas psicóticos (ideas delirantes y alucinaciones), persistentes que no son típicos en el TPP. Asimismo, también debe diferenciarse de los síntomas que pueden aparecer ligados al consumo de tóxicos como la cocaína o el alcohol.
También se suele solapar con otros trastornos de la personalidad tanto de los patrones A, el esquizotípico, como de los patrones B, el narcisista, antisocial o el límite, y de los patrones C, el evitador que puede mostrarse hiperalerta y con suspicacia en cuanto a las intenciones de los demás.
Los paranoides pueden presentar, de forma comórbida, otros trastornos psiquiátricos. Presentan breves episodios psicóticos agudos precipitados, como respuesta al estrés o trastornos de ansiedad como la agorafobia.
Es común que puedan presentar clínica depresiva intensa, como reacción natural ante una oportunidad en la que los demás están contra uno de forma injustificada, o por la sospecha de infidelidad de la pareja o deslealtad de los amigos.
¿Cómo podemos tratar el Trastorno Paranoide?
Hay que reconocer que, para los profesionales de la salud mental, los pacientes con TPP son, como mínimo, personas delicadas. En primer lugar, por la mínima conciencia de su problema, en segundo, porque desconfiarán también del propio profesional, y en el peor de los casos, alguien que suele ser por otros síntomas (ansiedad, clínica depresiva, ruptura de pareja…), que, aunque secundarios, para ellos son el motivo principal del tratamiento. Una vez acabe la crisis, abandonarán el tratamiento.
El primer paso del tratamiento debe ser lograr un nivel mínimo de confianza para llegar a una alianza terapéutica; ganárselo para que acceda y se comprometa a empezar un tratamiento. Una primera táctica podría ser validar a la persona y entender el sufrimiento que padece sin que importe el origen de este sufrimiento.
Asimismo, pactar claramente las finalidades del tratamiento y las normas que regirán la relación terapeuta-paciente. La relación terapéutica debe seguir un estilo no excesivamente cálido o íntimo, ya que el paciente TTP tiende a ligar el trato amistoso como engañoso.
Se debe evitar también la confrontación directa de las creencias y promover que el paciente explique las razones de la suspicacia en ciertas situaciones dentro de un marco no evaluativo.
El tratamiento básico y fundamental será la psicoterapia. Aunque no hay evidencia científica de la eficiencia de los psicofármacos, su utilización en la práctica clínica no es infrecuente.
Dadas las similitudes clínicas de los cuadros psicóticos y la posible influencia de una disfunción dopaminérgica en su origen, se puede pensar que los antipsicóticos pueden beneficiar a los pacientes con TPP, de la misma forma que a los trastornos psicóticos.
La desconfianza y el hecho de que raramente soliciten ayuda médica, dada la escasa conciencia de su problema, hacen que sea casi imposible realizar ensayos clínicos.
Consejos para amigos y familiares
La convivencia con algún amigo o familiar que sufre este trastorno es difícil y estresante. Por todo esto, es aconsejable que el propio familiar busque ayuda para uno mismo ante esta situación. Aunque uno desee dar soporte, puede resultar complicado y hasta malentendido, cuando uno no está de acuerdo con las creencias y pensamientos que el paciente manifiesta.
En esta situación, y a pesar de no estar de acuerdo con la amenaza percibida, es importante reconocer y validar los sentimientos. Puede que las creencias estén infundadas pero las emociones son verdaderamente reales.
Reconocer y validar el sentimiento, ofrecer tranquilidad será de una gran utilidad. El error estaría en trivializar, negar o invalidar la emoción porque uno no cree que haya amenaza. De la misma forma, discutir, enfadarse o ridiculizar el temor será contraproducente.
Muchos de los miedos paranoides se desarrollan a partir de una situación real. Puede ser útil explorar, de forma abierta y no evaluativa, esos hechos y las bases de ese temor.
Los pacientes de TTP son por definición muy reservados; es importante respetar sus límites de privacidad. Presionar para que dé más información sobre un miedo expresado, hará fácilmente que deje de sentirse cómodo y se cierre.
Para concluir, las estrategias sobre el TP (trastorno límite), pueden ser de gran ayuda en la gestión del paciente con TPP.